domingo, 29 de septiembre de 2013

El rey Griselino

Griselino (Un cuento para contar en primavera).

Cuentan los vecinos más viejos del pueblo que, hace muchísimos años, había un rey llamado Griselino.

El corazón de Griselino era igual a una pasa de uva. Malos tratos, enojos, gritos y egoísmo habían provocado que el rey tuviera un corazón pequeño y arrugado.
Un gobernante con corazón oscuro había provocado un reino gris. Las casas, las ropas, las flores, los pájaros y los árboles se veían desgastados.  Frío y ceniza cantaban cada mañana.
Griselino siempre estaba aburrido. Bufones y juglares habían intentado divertirlo,  pero  todo era en vano, ellos también estaban apolillados, tediosos y enojados.
Cuando faltaba sólo un mes para que Griselino cumpliera años, gritó:
- ¡Quiero una fiesta!
Los súbditos trabajaron mucho para preparar la celebración. El deseo del rey era el deseo de todos. Las invitaciones de platino viajaron semanas para llegar a las manos de los invitados.
Al recibir las tarjetas, los familiares y amigos se excusaban: “Justo ése día me dolerá el oído”; “Tengo que ir al dentista”; “Cumple años mi mamá”; “Mi caballo está tuerto”; “Me caso con el príncipe azul”, “tengo que cuidar al gran bonete”.
La única Invitada que aceptó con gusto fue Vera, una prima lejana.
Vera llegó vestida de gris (detalle que la hizo más familiar).
Griselino la miró fijo y gritó:
- ¿Qué me trajiste de regalo? Espero no sea un pescado…  ¡Dámelo o  la suerte te abandonará!-fueron las primeras palabras del rey.
- Primo Griselino, debes tener paciencia. En tres días y con alegría.
- ¿Quién eres con esa exigencia?  ¿Tener  paciencia? ¡Esto es una impertinencia!
- Soy tu prima que te estima. La única que ha venido al festejo y no me quejo.
- ¿Eres mi única invitada? -preguntó el rey- ¿única invitada? Mmmm… Aunque sea una chiquillada… tu idea me agrada.
Primer día.Vera sacó de la valija un traje y una capa de color celeste. Griselino aceptó cambiar el look.
“Parezco un cielo lindo” dijo el rey al probarse la ropa. Y una pequeña sonrisa insinuó.
Luego, Vera colgó un sol en la torre más alta del palacio; el pueblo se iluminó, pero Griselino no se dio cuenta porque estaba distraído mirándose al espejo.
Segundo día.Vera le dió un beso en la mejilla a Griselino.
El rey sintió que su corazón se ensanchaba un poquito; y pudo ver el sol reflejado en el espejo.
Vera  le dijo susurrando “Te quiero Griselino”, pero el rey no la escuchó porque estaba distraído.
-¡Te quiero para mí, sos mi rubí!- gritaba, mientras saltaba con la mano estirada  al sol.
Vera insistió  “Te quiero Griselino”,  y lo abrazó.
El monarca sintió en el abrazo el latido del corazón de Vera y le gustó. Tanto le gustó que quiso abrazar a cuanta persona se le cruzaba por el camino.
El pueblo se contagió y abrazó. Los pueblos se contagian de las buenas acciones de sus gobernantes.
Tercer día.Vera como brisa esparció brotecitos verdes y cientos de azares entre los limoneros, cerezos y naranjos de la comarca.
A Griselino lo atrapó el aroma y caminó tras él; llegó hasta la torre más alta del reino;  y desde allí pudo ver un pueblo con colores nuevos.
– Primo, He cumplido, tu regalo he traído.
– ¡¡¡¡Gracias Prima Vera!!!! ¡Valió la espera!
Cuentan los vecinos más viejos del pueblo que, hace muchísimos años, la prima Vera llega y regala nuevas sensaciones y emociones.
¿Será por eso que en primavera el sol es más brillante y se enamora hasta el elefante?















7 comentarios:

  1. Estimada Shirley, el cuento que ha subido es de mi autoría, le pido por favor que ponga mi nombre al finalizar el mismo. Sin más la saludo atte
    Patricia Iglesias Torres

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  2. Por supuesto Patricia lo destaco y afirmo que es un lindo trabajo para trabajar con los niños por ello lo he seleccionado dándole difusión pertinente Conociendo su autoria

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  3. Son TONTOS o retrasados estupidos pendejos y sobre todo bien putos

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