domingo, 31 de julio de 2011

ORÍGENES

    Orígenes

    La plaza de Montevideo es una fundación exclusivamente militar, destinada a guardar la hacienda contra los avances de los portugueses instalados en el puerto de la Colonia. Encerrada entre muros y fosos, a la sombra de los fuertes artillados, un régimen de cuartel rige la vida de los escasos pobladores traídos por la autoridad. La primera medida del gobierno de Buenos Aires es prohibir en absoluto todo comercio. Esto conviene a sus intereses. de este modo, la nueva plaza está condenada a una vida de guarnición, y Buenos Aires sigue usufructuando la riqueza pecuaria del país.

    El Cabildo de Montevideo, desde el primer momento en pugna con la prepotencia de la autoridad militar, en carta dirigida al Rey, pinta en dos frases el estado social y económico de la plaza: "en medio de que no tenemos comercio alguno, ni donde vender nuestros frutos, gozamos de la tranquilidad y del corto interés que la guarnición de este presidio nos deja por ellos en el bizcocho que se destina para su manutención, el que se fabrica entre los vecinos".

    Entre tanto el contrabando cunde por todo el país. Las partidas de portugueses e indígenas, en consorcio, recorren libremente el país desierto, arreando ganado, faenando cueros y vendiéndolos en la Colonia, en las costas o en las fronteras.

    Algunos españoles y criollos descendientes, se han aventurado en el interior implantando estancias, pero sin alejarse mucho de Montevideo. El contrabando es la vida normal de la campaña, la forma de comercio a que la prohibición española le obliga, para contenerlo y punirlo la autoridad de Montevideo incursiona en el interior o establece puntos de guarnición militar.

    Muchos milicianos españoles desertan para unirse a las partidas de contrabandistas. Así se van mezclando españoles, portugueses e indígenas. En estas condiciones se empieza a formar la población rural del Uruguay. La riqueza ganadera pone al país en condiciones tales que la naturaleza ofrece por sí misma el producto en abundancia; basta extender la mano y cogerlo. El trabajo es inútil y el hombre vive ocioso y libre, como el rico de la vida civilizada.

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