En representación de INAC usted fue designado integrante de la Oficina Permanente Internacional de la Carne (OPIC) en el reciente congreso realizado en París. ¿Podría explicar las características de la OPIC?
¿Cómo se ve que Uruguay tiene cada vez un mayor protagonismo en organismos mundiales como la OPIC y la Organización Mundial de Sanidad (OIE)?
¿Como se ha visto en la OPIC el crecimiento de la población mundial, de la demanda y las posibilidades de la oferta?
Más allá de la coyuntura, ¿la tendencia de precios se ve firme?
¿Qué números se manejan en cuanto al futuro de la demanda y de los precios?
¿Desde la OPIC cómo se ven los mercados asiáticos?
También se evalúa que China se convierte en un gran demandante, pero también puede ser un gran productor de carne.
¿Desde el ámbito de la OPIC cómo se ve a Uruguay?
La OPIC es un organismo privado que reúne a casi 100 agentes de la carne a nivel mundial. Involucra a productores, industriales y comerciantes incluyendo minoristas. Cuenta con un directorio integrado por 28 representantes y una junta ejecutiva de 10 personas que preside el argentino Arturo Lavallol.
La OPIC era hasta hace pocos años un organismo que hacía mucho lobby, pero se quedaba por ahí. Sin embargo, hace unos cuatro años tuvo un viraje. Cuando hablamos y debatimos problemas sanitarios, arancelarios y de acceso a los mercados y de sustentabilidad, lo hacemos con la OIE al lado, con el Codex Alimentario y con la Organización Mundial de Comercio (OMC), respectivamente.
Se ve que el crecimiento de la población resultará más rápido que la respuesta que se le pueda dar desde la base productiva de carnes –de pollo, cerdos, ovina y bovina–, que son los que involucra la gestión de la OPIC. Por lo tanto, se observa un desafío de cómo vamos a alimentar al mundo, en principio global, esa es la voz de la FAO y desde el punto de vista del sector cárnico, cuando hablamos de la carne, tenemos algunas carnes que responden más rápido a ese desarrollo –como la de pollo y la de cerdo– y algunas que responden más lento. Viendo cómo se ubican las diferentes carnes en ese contexto, ubicamos a la carne bovina como un producto que cada vez más será un artículo de lujo, cada vez más caro. Por lo tanto, a futuro esperamos que los precios relativos de la carne bovina estén por encima de los precios de comodities.
Lo que vemos en la coyuntura es la demanda que sube porque aumenta la población, que la oferta no tiene capacidad de producir más carne y que a pesar de la crisis los precios se mantienen o suben. Entonces, cuando vemos a Uruguay con la cantidad de mercados que tiene y nichos de alto poder adquisitivo en muchos casos, es que nos damos cuenta que la crisis nos pega menos que a otros países productores.
En cuanto al crecimiento de la población se menciona que los habitantes van a crecer de 6.000 a 9.000 millones de personas al año 2050. En cuanto al poder adquisitivo que determina el nivel de consumo vemos que el Producto Bruto Interno (PBI) está dando el mayor salto en los países emergentes, donde hay una relación comprobada que a medida que uno va aumentando el poder adquisitivo en los primeros niveles se va pasando de la proteína vegetal a la proteína animal. Dejo de comer y como carne. Cuando como carne, primero como cerdo y pollo y cuando tengo más plata y me quiero dar un lujo empiezo a comer carne bovina y ovina.
¿Desde la OPIC cómo se ven los mercados asiáticos?
Precisamente, en el congreso de París se presentó una foto muy buena que graficó cómo a medida que aumenta el poder adquisitivo va cambiando la composición de su alimentación. Demostraba lo que pasa en China con cuatro fotos. Una primera con una pelotita de arroz, otra de arroz con un poco de carne, otra con arroz y un poco más de carne y otra con una pelota toda de carne. Yo le agregaría otra pelota de carne, las bovinas, que son las de mayor valor.
Esa apreciación es parte de lo que se analizó durante el encuentro, por un lado con la opinión manejada por un experto chino, pero también en una exposición que hizo un representante de China como país organizador del próximo congreso que tendrá lugar en Beijin en 2014. Lo que decían es que luego de lograr el autoabastecimiento tenían dos grandes desafíos. El primero era que la carne bovina que llegara a su población fuera inocua y el segundo estaba referido a que hasta ahora su producción ha sido familiar y artesanal. ¿Cómo hace para llegar a los volúmenes mayores que necesita, las grandes empresas le pasan por arriba a esa gran trama social que involucra o se le entrega a esas familias herramientas tecnológicas para lograrlo? Esos son los grandes desafíos para discutirlo en el próximo congreso. Un dato de interés es que consumen cada vez más carne y por otro lado su rodeo vacuno bajó de 110 millones a 70 millones de cabezas.
¿Desde el ámbito de la OPIC cómo se ve a Uruguay?
Se ve mucho a Uruguay, así se llega a 2012 sin que fuera cuestionada su candidatura para ser sede del congreso mundial en el año 2016. En ese ámbito vemos que Uruguay ha tenido un papel protagónico y, dicho en palabras de otra persona, “Uruguay no dice lo que hay que hacer, Uruguay hace lo que hay que hacer”. Entonces, cuando discutíamos sobre la trazabilidad ganadera, mientras todo el mundo discutía cómo hacerlo, Uruguay ya lo está haciendo en forma obligatoria, desde la identificación electrónica del animal, el sistema de cajas negras en frigoríficos y la trazabilidad hasta el corte de la carne, incluso con la foto del productor. Por eso se ve a Uruguay como un centro piloto de carnes. Para nuestro país será entonces relevante organizar el congreso mundial de la carne en 2016.
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